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Triunfadores en el éxodo

Triunfadores en el éxodo

Más de 300.000 valencianos han dejado la Comunitat en los últimos seis años por motivos laborales

Arturo Checa

Viernes, 23 de enero 2015, 14:24

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Nunca antes se habían marchado tantos valencianos de la Comunitat. El éxodo motivado por la crisis y la falta de mejores horizontes laborales llevaron a la mayoría a liarse la manta a la cabeza y lanzarse a buscar fortuna más allá de nuestras fronteras. Alemania, Estados Unidos, Francia, Emiratos Árabes, Inglaterra, Canadá... En el último año, más de 100.000 valencianos han emigrado por razones profesionales. La magnitud de la cifra se comprueba con los 69.000 que lo hicieron en 2009, según el Instituto Nacional de Estadística, cuando la crisis daba sus primeras dentelladas. En los últimos seis años, más de 300.000 valencianos han elegido esta opción.

Hoy muchos llevan ya más de un año en sus nuevos destinos. Miran al pasado, miran al futuro, y sonríen. Sus vidas se han estabilizado. Como la de Geles Rivera, quien de estar ahogada en su despacho de arquitectos en Valencia ha pasado a diseñar casas en Qatar... de más de 1.000 metros cuadrados. O David Martínez, un consultor especializado en marketing alimentario ya muy conocido durante su etapa en la Comunitat pero que ahora está conquistando el mercado lationamericano desde Miami. O Vicente Fos, un periodista harto del desempleo en España que hoy se gana la vida con tareas de mantenimiento al aire libre en Canada. Como Víctor y Marian, una pareja que sonríe en Inglaterra tras dejar atrás contratos precarios en Valencia. Todos son triunfadores en el éxodo: por razones laborales o de victoria personal, al sentirse más realizados como seres humanos.

Geles Rivera, arquitecta en Qatar: «Me ahogaban las pérdidas; hoy hago casas de mil metros»

"Cuando recuerdo la espiral de pérdidas en la que me vi sumida, como muchos autónomos de España, todavía me produce amargura". Hace ya más de dos años que Geles Rivera abandonó el erial en que se ha convertido el mundo de la construcción en España para dar el salto a un país que bulle en nuevas edificaciones. En Doha se levantan al mismo tiempo medio centenar de torres rascacielos y otros tanto lujosos hoteles. "Es fabuloso ser testigo de una ciudad que se está creando en tiempo real", afirma la valenciana desde la capital del riquísimo emirato árabe de Qatar.

Estudiante de Arquitectura por la Politécnica, montó su propio despacho al acabar la carrera. "Supongo que no lo pensé mucho...", reconoce hoy. La burbuja inmobiliaria le explotó en las manos. Y entonces tomó la decisión. "Di el salto. Grande, porque me trajo hasta Oriente Medio allá por 2.012". Hoy gana más del doble del sueldo que tendría en España. "Y aquí no se pagan impuestos. Nada. Y la Seguridad Social corre a cargo del Emir", destaca.

A sus 34 años, Geles (natural de Cuenca pero "de toda la vida en Valencia") es hoy responsable de diseño de una constructora qatarí. Tiene cinco personas a su cargo para proyectos de arquitectura e interiorismo. Y levanta "viviendas unifamiliares de más de mil metros cuadrados, parcela aparte". Presume orgullosa de una de sus joyas: "Ahora estoy haciendo una casa con una piscina en el sótano de 23 metros de longitud. Gracias a unas aberturas en los forjados, se puede ver la piscina desde todas las plantas de la vivienda. Hace falta mucho dinero para construir este tipo de excentricidades. Y aquí lo tienen".

No todo es una fábula. Trabaja casi a destajo. Sólo descansa los viernes 48 horas a la semana. El hecho de ser mujer, "me da y me quita". Se reúne con sus proyectos "con las señoras y con los varones". Sin distinción. Eso sí, "en la mayoría de las ocasiones sin estrechar la mano". El hecho de ser mujer no la hace sentirse discriminada en un mundo musulmán. No lleva hijab, "y a veces llamas la atención y puede resultar incomodo, pero siempre me siento segura".

Echa de menos el entorno de La Rodana, ese bosque por el que pasear junto a Vilamarxant. Allí está Doha, "y de repente, fuera, el desierto. Echo de menos el concepto europeo de calle. Aquí, aparte del zoco, solo hay centros comerciales y se va a todas partes en coche".

Regresar a la Comunitat no entra en sus planes. "No sé cómo podría ganarme la vida allí. Ni como arquitecta ni en cualquier otro puesto". No tiene pareja, "pero si conociera a alguien aquí seguiría en el país. No me importaría tener hijos en Qatar". Por ahora continuará triunfando en Doha en 2015. «Y a ver qué pasa el año próximo...».

Víctor Claver y Marian Collado, ingeniero y química en Cambridge: «La filosofía laboral es cuidar al trabajador y premiar resultados»

Víctor Claver y Marian Collado coinciden cuando echan la vista atrás desde la atalaya laboral de los cuatro años que llevan en Cambridge. La pareja recuerda sus empleos en la Comunitat como becarios en la universidad o en empresas, con "pocas horas y poco sueldo o más horas con un salario bajo". O que vivían en casas de sus padres... Él, ingeniero industrial por la Politécnica. Ella, licenciada en Químicas por la Jaume I. Inglaterra es otro mundo: "Flexibilidad horaria, filosofía empresarial que cuida a los trabajadores y los premia por resultados, un sueldo decente y un horario de 9 a 17 horas. No digo que todas las empresas aquí sean iguales, pero las condiciones por lo general no tienen nada que ver con las de España".

Víctor (31 años) trabaja realizando proyectos de I+D para empresas privadas con una consultoría de ingeniería. Marian (29 años) es analista química en el departamento de pesticidas de una empresa privada. Aunque los comienzos no fueron precisamente fáciles. Su primer salto a Inglaterra fue para perfeccionar el idioma. Pero para estudiar tenían que ganar dinero. "Trabajamos en la cafetería de una escuela de inglés, en una residencia de estudiantes, como camareros en la Universidad de Cambridge...".

Si la filosofía laboral es distinta, la filosofía personal, también. "Me encantan la educación y el respeto de la gente por los demás, además de su falta de pillería, que muchas veces me resulta insultante en España", subraya Víctor. Las pegas, el idioma, "que en determinadas ocasiones, como en el médico, supone una barrera por el tipo de vocabulario", explica Marian. O "las diferencias culturales y los estereotipos que tienen de los españoles", añade su compañero sentimental.

En la parte mala, el diferente clima ("viviendo de la zona mediterránea..."), que unido a lo más elevado de los precios les impide disfrutar tanto del ocio, "de la cultura de la cervecita-tapa, pasear por la playa..., el brusco cambio de clima puede llegar a deprimir en cierta medida", reconoce Víctor. Y qué decir de no ver a familia y amigos...

Viajaron a Cambridge ya como pareja y les gustaría formar una familia. "Preferiblemente en España, si las condiciones lo permiten. Si tuviéramos menos años igual nos planteábamos ir a otro país... ¡pero seguro que sería en otro más soleado!".

Vicente Fos, empleado de mantenimiento en Montreal: «He quitado nieve a 25 bajo cero, pero me curte y soy feliz»

El mundo del periodismo para Vicente Fos se acabó en 2008. Tras pasar por varios medios de comunicación valencianos, el paro se asentó en su horizonte. Pero él no se sentó a esperarlo. Pasó primero en una temporada en Marruecos, trabajó luego en banca de vuelta a la Comunitat y hace año y medio se lanzó a la aventura en Montreal. "Consegu los papeles para ir a trabajar un año a Canadá y a los tres meses estaba volando".

Su labor allí no tiene nada que ver con la información o un teclado. Hoy trabaja en una empresa de mantenimiento: bricolaje, mudanzas, jardinería, limpieza... A sus 33 años se siente «realizado». Pese a afrontar labores que desde un punto de vista mediterráneo pueden parecernos casi heroicas. «He trabajado en cosas duras como en la recogida de manzana, en una fabrica de puertas y ventanas o quitando nieve a 25 grados bajo cero, pero lo hago felizmente y me curte». Hace unos días, allí el termómetro marcó 38 grados negativos...

Vicente es consciente que no va a hacerse rico en Montreal. "No gano mucho comparado con los sueldazos que tienen algunos canadienses. Aquí también se ha notado la crisis. Si uno quiere hacer dinero tiene que montarse su negocio". Lo peor, como el resto de emigrantes, la lejanía de amigos y familia. Como de su hermana, en la otra punta del globo. "Vive en Australia, no la veo desde hace dos años y acaba de tener a una niña muy guapa". En Canadá sí se aplica aquello de la conciliación familiar, eso tan cacareado aquí y tan poco respetado. "La jornada acaba a las cinco de la tarde, con sólo media hora para comer".

El valenciano disfruta del "espíritu multicultural» de Montreal. «Parece un reflejo del mundo". Aunque no ha viajado mucho. "Cuesta lo mismo ir a Vancouver que a España". Ahora aguarda la incertidumbre de si le renuevan o no el visado. Si no lo logra, volverá a España, "contento por volver con mi gente, por recuperar calidad de vida y por la experiencia que he tenido aquí".

David Martínez Roig, consultor de Marketing en Miami

Hace ya casi año y medio que David Martínez decidió cruzar el charco. En septiembre de 2013 se decidió a hacer las Américas. Su destino, Miami. El objetivo para el licenciado en Psicología, titulado en Alta Dirección de Empresas de la Cadena Alimentaria por el II San Telmo y Premio Nacional de Marketing era ampliar sus horizontes tras 15 años de experiencia como consultor especializado en marketing alimentario (fue director de marketing del interproveedor de comida preparada de Mercadona y tuvo su propia empresa ). Éxito no le faltaba. "Pero llegó el momento de dar un nuevo salto y crecer profesionalmente en Estados Unidos y Latinoamérica".

Sus comienzos en Miami no fueron fáciles. "Al llegar no quieren darte ni una tarjeta de crédito". Ha tenido que enfrentarse a gastos titánicos. 2.000 dólares al mes de seguro de coche, "porque la experiencia al volante en España no cuenta y empiezas de cero, además de sacarte otra vez el carné de conducir". 500 dólares de seguro médico, "y 300 de copago si vas a Urgencias o 60 por un especialista... Se me dibuja una sonrisa irónica al recordar polémicas en España por copagos de un euro". Y muchas, muchas horas de trabajo: "Los españoles que estamos en Estados Unidos solemos bromear diciendo que el sueño americano consiste en el sueño que pasas al trabajar muchas horas al día y dormir poco".

David (40 años) echa de menos a familia y amigos, "la paella a leña de mi madre, los inventos de mi padre, la mascletà, el jamón...", pero disfruta de un Miami con buen tiempo, deporte al aire libre «y más posibilidades de crecimiento por la valoración de la cultura del esfuerzo y un entorno internacional». ¿Volver? Se lo piensa. "Estoy contento con la aventura americana, pero nunca se sabe. La vida da muchas vueltas". Y cree que hay cosas que deben cambiar. "En España es frecuente llamar a un consultor de marketing para dar una conferencia gratis o que de su opinión sin pagarle. En Estados Unidos todo el mundo tiene claro que la experiencia y los conocimientos de un profesional con formación y experiencia tienen un coste que hay que valorar y respetar".

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