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Nacer Bouhanni celebra su victoria de etapa.
Giant salva a Nairo Quintana
Octava Etapa

Giant salva a Nairo Quintana

Ninguno de los favoritos se quedó cortado en los abanicos, excepto el colombiano

Benito Urraburu

Sábado, 30 de agosto 2014, 01:12

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Si Nairo Quintana termina ganando esta Vuelta a España deberá agradecérselo, en parte, al equipo Giant, que le salvó el pellejo camino de Albacete, donde ganó Nacer Bouhanni, en unas rectas eternas en las que siempre termina por soplar aire de costado.

A treinta kilómetros de la meta comenzó a tensar el grupo Tinkoff, al que más tarde se unirían el BMC y el Sky. Sin embargo, no anduvieron muy vivos para hacer perder tiempo a uno de los grandes favoritos de la prueba. Tardaron en organizarse y eso facilitó la maniobrabilidad del segundo abanico, en el que estaba el colombiano.

Hay que tener corredores para poder hacer ese trabajo, para estrechar la carretera y ver cómo se van soltando ciclistas del grupo de delante. Hombres que se descuelgan dando bocanadas y pedaladas, con el aire de frente, para tratar de paliar lo irremediable, que en muchas ocasiones es el desastre total.

En el primer desmembramiento del pelotón, que se hizo trizas, se formaron tres grupos. En el primero de ellos entraron todos los favoritos lo que parecía dejar en un bello espectáculo, en una porfía por hacer sufrir a algún hombre importante las maniobras para jugar con el aire.

Nairo Quintana, Froome, Contador, Valverde y Purito Rodríguez estaban junto a Samuel Sánchez, Cadel Evans, Rigoberto Urán. Parecía sellada la paz. Movistar sólo tenía a Quintana y Amador. El esfuerzo que habían hecho para meterle delante le dejó sin efectivos ante cualquier eventualidad.

Quintana se iba buscando la vida cuando se quedaba muy rezagado en el grupo principal para coger alguna rueda que le volviese a colocar en posiciones menos comprometidas. Lo hizo con Tom Boonen, en otros momentos se puso detrás del BMC. Es hábil para protegerse, como ya hizo en el Tour de Francia de hace dos años, cuando una avería dejó descolgado a Valverde rodeado de compañeros y el se incrustó detrás de Contador, del entonces Saxo-Tinkoff. Dejaron la carrera temblando.

La ley de la carretera

La suerte le abandonó kilómetros después y fue el momento en el que BMC y Tinkoff apretaron sabedores de que el colombiano se había quedado. Contador mandó meter cuneta a Bennati, una locomotora que llevaba pegado a su líder, y los segundos comenzaron a caer en contra de un Quintana que, al menos aparentemente, mantuvo la sangre fría, la tranquilidad.

No le quedaba otra. Llegó a estar a medio minuto cuando el equipo Giant descolgó a los corredores que tenía en el grupo de cabeza para meter a Degenkolb con Bouhanni y Peter Sagan y buscar el esprint.

Esa maniobra salvadora restituyó en pocos kilómetros la zozobra a la que se vio sometido Nairo. Se dejó llevar, con Amador, y finalizó su sufrimiento, pero no su tranquilidad porque el final era además de muy rápido, complicado y había que estar muy atento.

Movistar salvó el día y, el tiempo lo dirá, el podio de la Vuelta como mínimo. Quien permaneció inmutable fue Nairo, escondido detrás de sus gafas, con muy pocos centímetros de piel al aire, que en carrera trasmite una seguridad que en algunos momentos asusta. Es como si no se inmutase por nada. Fueron diez kilómetros de tensión, de un grupo que buscaba la cuneta para soltar a los más débiles, para dejar cortados a cuantos más corredores mejor.

Esa es la ley del ciclismo. En Albacete la Vuelta a España ha vivido momentos peligrosos, como cuando Fernando Escartín se despidió de poder ganar la carrera al ser cazado junto a todo su equipo, el Clas, en un abanico demoledor. Otras formaciones, en ediciones distintas, fichaban corredores para ese terreno. Es lo que hizo Javier Mínguez para proteger a Alvaro Pino, que naufragaba esas carreteras abiertas a todos los tiempos. Cogió al belga Guido Van Calster, un ciclista excepcional en ese terreno, que llevaba al gallego en volandas.

Movistar se descuidó y estuvo a punto de pagarlo muy caro. Tienen suerte. Ayer no la buscaron, lo han hecho en otras ocasiones, pero la tienen. Finalmente todo se quedó en nada. En la llegada masiva, Nacer Bouhanni lograba su segunda victoria de etapa, por delante de Peter Sagan y de John Degenkolb, que pagó el esfuerzo que hizo para trabajar junto a sus compañeros y meterse delante. Una vez pasado el susto, la carrera tomará otro cariz. El líder, Valverde, estuvo en todo momento con los mejores.

«Hubo mucha tensión en el momento en el que se hicieron abanicos. Los hemos salvado bien. El equipo ha estado de diez. Es verdad que no teníamos muchos hombres delante, pero ya habían hecho su trabajo para dejarnos a Nairo y a mí en las mejores condiciones».

Son momentos, los de los abanicos, en los que como definió Rigoberto Urán la situación que se vive, «hay que ser un poco cabrón, mirar lo tuyo», algo que Valverde refrendaba: «Cada uno busca lo suyo. En las rectas que hay camino de Albacete sabes que entra aire de costado y que te la pueden preparar en cualquier momento. Todo el mundo busca sacar rivales, dejarle atrás. No sabía si Quintana estaba delante o detrás. Oía algo por la radio pero había mucho ruido. Yo iba pegado a Contador, un compañero le ha pasado delante y les he seguido».

Contador y Tinkoff dominan esos kilómetros en los que los corazones de los ciclistas, sus pulsaciones, se disparan sin remedio. El hombre que le lleva delante es Daniele Bennatti, un veterano camino de los 34 años y que lleva en el mundo profesional desde 2002, que ha ganado seis etapas en la Vuelta y tres en el Giro, entre otras muchas carreras.

«Es un percherón, un corredor que no tiene precio. Parece que te lleva metido en el bolsillo. Cuando hay abanicos lo primero que intentas es que no cojan a tí y luego sí alguno se queda, mejor. De eso es de lo que se trata. Creía que iba pinchado, pero no fue así, por fortuna». A Purito Rodríguez ni se le vio, pero allí estaba, protegido: «Ha sido algo exagerado, un final nervioso. Ya sabíamos que podía pasar. Yo estaba bien colocado, pero a alguien siempre le pillas».

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