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Jesús y Shandy, en el Polidepotivo Municipal ‘Ovni’ de Puerto de Sagunto.
La odisea de Shandy y Jesús
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La odisea de Shandy y Jesús

La estrella del balonmano y su marido recorren Europa buscando el mejor acomodo

joan molano

Lunes, 28 de julio 2014, 20:17

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Valencia mantiene un vínculo muy grande con una de las mejores jugadoras de balonmano del planeta: la internacional hispano-lusa Alexandrina Shandy Barbosa (Lisboa, 1986). Llegó desde Madeira cuando tenía sólo 19 años y durante su segunda temporada en el Astroc Sagunto conoció al que hoy es su marido y representante, Jesús Amores (Sagunto, 1970). Juntos han tenido que buscar desde entonces el mejor acomodo profesional para Shandy en diferentes partes de Europa -como la mayoría de jugadoras importantes de nuestro país- manteniendo su relación a distancia.

Shandy vio en Jesús al mejor mánager y él empezó a compatibilizar su trabajo con esa responsabilidad. La escasa profesionalización de los clubes en España y la crisis económica, con el agravante de ser un deporte femenino, obligó a ambos a buscar un destino en las pistas para ella muy lejos de Sagunto.

El CS Rulmentul Urban Brasov fue, en 2008, su primera experiencia seria fuera de nuestras fronteras. «Llevábamos poco tiempo de relación y ella quería quedarse en Valencia por todos los medios, aunque era imposible», afirma Amores. «Rumanía fue una estancia difícil, era un equipo en construcción y costó, aunque Jesús venía cada 15 días a verme y lo llevamos un poco mejor», comenta Shandy.

Con ella en Brasov comenzaron las expediciones de su pareja. Cogía un vuelo directo a Bucarest un jueves por la noche y desde allí le esperaban otras tres horas de travesía hasta su destino final. Viajaba «en taxi o con alguien que me llevara», atravesando los Cárpatos por unas carreteras «demasiado sinuosas, en ocasiones nevadas hasta arriba y transitadas por conductores temerarios. Solía llegar a las cinco de la mañana o más tarde. Me quedaba hasta el domingo y hacía la ruta inversa», cuenta resoplando.

Después de un año y medio pusieron fin a una «experiencia dura, aunque enriquecedora». Además, Barbosa se marchó dejando huella, como la jugadora más valiosa de la liga rumana en la primera de las casi dos campañas que jugó allí.

La progresión de la 86 -dorsal en honor a su año de nacimiento- llamó la atención de clubes importantes y finalmente recaló en el ASFI Itxako navarro. Corría el año 2010, volvían a España, sin prever que iba a ser su mejor etapa deportiva.

El equipo conquistó todo a nivel nacional y se quedó a sólo un paso de ganar la Champions League. Además, la publicación digital Handball Planet proclamó a Barbosa mejor jugadora del mundo, destronando a la estrella serbo-montenegrina Bojana Popovic, «la más grande».

«Necesitábamos estar juntos. Aunque Estella y Valencia no están muy cerca y esta vez los viajes eran en coche, el hecho de estar los dos en España era mucho mejor», dice Shandy, que vio cómo se esfumó la posibilidad de continuar en Navarra «por una pésima gestión de los dirigentes del club y el rechazo de los patrocinadores». La entidad desapareció el año pasado.

Más destinos

La jugadora volvió a Rumanía en 2012. «La segunda etapa fue mejor, cuando salí de Brasov no pensaba volver. La experiencia en el Oltchim Valcea fue otra cosa, eran mucho más profesionales», reconoce la jugadora, que se proclamó campeona de liga al finalizar ese curso.

Era otro nuevo reto para él, que siguió «buscándose la vida» para poder reunirse con ella. Más viajes, más combinaciones de vuelos, escalas, rutas imposibles y su trabajo, pero todo por cuidar una relación que iba a más. El último equipo para los dos ha sido el Thüringer HC Erfurt alemán, donde también Shandy ha ganado el campeonato doméstico y ha sido elegida MVP. «Para encontrarnos en Alemania era todo más complicado. Escalas en Frankfurt, Berlín, Núremberg, viajes vía Suiza... Trenes, autobuses... Una odisea», comenta Jesús.

Barbosa acaba de firmar por tres años con el CJF Fleury francés y seguirán venciendo a la distancia y al olvido que sufre el deporte femenino en nuestro país. «Han sido muchos países y viajes, serán más. Seguiremos haciendo lo imposible por estar juntos y celebrar más títulos».

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