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El erotismo está presente en las campañas de Lea T.
La 'top' transexual

La 'top' transexual

Lea T., hija del futbolista Toninho Cerezo, nació varón pero se operó con gran bronca familiar y acaba de hacer historia: es la primera modelo 'tran' que reina en los productos de belleza

luis gómez

Lunes, 4 de mayo 2015, 20:52

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Bien por interés o porque le gusta lavar su conciencia, la moda suele descolgarse de vez en cuando con iniciativas de indudable impacto social. En un momento en que el estilo unisex y sin género gana terreno a las propuestas convencionales, surgen verdaderos desafíos. La industria de la belleza está capitaneando estos cambios revolucionarios. Por encima de modelos andróginos, como Andreja Pejic y Stella Tennant, que se han ganado millonarios contratos jugando a aparentar lo que no son (o eran) y que se desenvuelven de forma extraordinaria en el terreno de la ambigüedad, emerge la figura de Lea T. (Belo Horizonte, 1981). La 'top' brasileña ha protagonizado un hecho sin precedentes, ya que es la primera vez que una compañía cosmética -la multinacional Redken- ha confiado su campaña a una transexual. Es el rostro de la línea de productos capilares Chromatics. La hija del mítico futbolista Toninho Cerezo nació varón. Se llamó Leandro. Pero en 2012 se sometió a una operación de reasignación de sexo.

Amiga íntima de Riccardo Tisci, director creativo de Givenchy -en su honor luce la T de apellido artístico-, está haciendo historia al ser también la primera 'top tran en desfilar para una firma de alta costura. «Tisci fue quien me empujó. Yo necesitaba dinero y él me ayudó», agradece. Curiosamente, Lea vive su mejor momento profesional cuando la mayoría de maniquíes comienzan a retirse a sus cuarteles de invierno. Mediada la treintena, le siguen lloviendo las ofertas a esta vegetariana que se niega a desfilar con pieles y no quiere ser musa de nadie: «Yo soy yo». Musas lo son o fueron, argumenta, Sofía Loren, Audrey Hepburn o Patti Smith.

Sin embargo, por encima del triunfo personal, Lea está orgullosa de haber derribado todo tipo de prejuicios, pese a contar con el rechazo absoluto de casi toda su familia, incluido su famoso padre, que nunca aceptó el cambio. «Ha llegado a decir que sólo tiene tres hijos en lugar de cuatro», reconoce. Defensora y portavoz de los derechos de la Comunidad Lésbico-Gay-Bisexual-Transgénero (LGBT), asegura que con su padre sólo aborda «trivialidades» cada vez que coinciden. «Nunca hemos hablado directamente del tema. Cuando era pequeña, me miraba y decía que había algo raro en mí. Después, todos en la familia empezaron a rezar para que no fuera gay». Lea admite que hubiera sido el «menor de los males» para una familia de profundas convicciones religiosas. Es lo que tiene, puntualiza, criarse en dos países muy conservadores: «En Italia está El Vaticano y Brasil tiene a los evangélicos. Yo no lo tenía fácil, pero Dios elige a la persona adecuada y sabe lo que hace», reflexiona.

Aunque le gusta reconocerse como una persona fuerte cada vez que «me miro al espejo», conoce sus puntos «vulnerables». Tanto que llegó a replantearse la posibilidad de pasar por el quirófano, seguir con aspecto de hombre e «intentar negar lo que era. Hay un momento en el que piensas que Dios no te quiere o te sientes culpable hasta que descubres que no es Dios quien no nos ama, sino los que mandan, los dictadores de las religiones», aclara. Fue el modisto Tisci quien le animó a vestirse de mujer porque sentía «su fuerte feminidad» y quien le puso un cheque en blanco cuando en 2010 la sacó a las pasarelas.

«Sólo se trata de piel»

Todo lo demás le ha venido rodado a esta 'top' que ha consumido interminables noches de fiesta en Ibiza -«quiero pasar el resto de mi vida y morir allí»- y pretende dar una vuelta de tuerca a la tradicional concepción del género. «Quiero que la gente empiece a hablar de la diferencia y no de si tengo pene o vagina. Todo es sexo, sexo, sexo...». Si la operación supuso un cambio de inflexión, Lea, que domina el inglés, italiano, español y portugués, sabe que no puede circular por la vida pendiente del retrovisor. Después de haberlo pasado «tan mal», está contenta de haberse «quitado un peso de encima», pero asume que «hay que seguir luchando. Tengo una vida con la que lidiar, un trabajo, facturas que pagar.... Arreglé una cosa que estaba en mis bragas. Es una parte de mi cuerpo y sólo se trata de piel. No tiene sentido estar pensando siempre en lo que tenía entre mis piernas».

La transexual más famosa de las pasarelas se ha dedicado a lo suyo: a copar portadas de revistas y protagonizar algún que otro escándalo, que nunca viene mal en la profesión de la moda, como cuando apareció besando en la revista Love a Kate Moss. Pero Lea es de las que creen que no conviene cantar victoria sobre el repentino interés de la industria de la moda sobre las «modelos bellezas diferentes». Rebeca Cirajano, experta en belleza, cree que no debe confundirse «tolerancia» con las estrategias de «marketing» que emplea esta industria «para atraer interés y miradas. Esto no tiene nada que ver con la apertura de mente. La moda es un negocio, un mercado. La discriminación sigue estando en la calle», advierte.

También lo sabe Lea T., que no puede permitirse «el lujo de enamorarse. La mayoría de transexuales que consiguen novio le ocultan su verdadera identidad a sus parejas. Viven en la hipocresía, que es una variedad de la soledad. Nacemos y crecemos solos. Después de la operación volvemos a nacer, pero solos otra vez. Y morimos solos». Hasta que llegue ese momento, la hija de Cerezo quiere disfrutar de las mieles de la moda. Es el precio de ser una pionera.

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